Cárcel de obispo Alvarez «explotará en la cara» de Daniel Ortega

*El siguiente artículo es un extracto de nuestro Boletín Premium | Febrero 12, 2023

La condena a 26 años y cuatro meses de cárcel contra el obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, le «explotará en la cara» a Daniel Ortega y Rosario Murillo, cuyas acciones son «un proceso de enloquecimiento continuado, que empeora cada día», asegura la historiadora, comandante guerrillera y líder política, Dora María Téllez, ahora excarcelada y desterrada a Estados Unidos por la dictadura orteguista junto a otros 221 presos políticos, el jueves 9 de febrero.

En entrevista con nuestro director Carlos Fernando Chamorro, en Washington DC, Téllez relata sus 605 días de cárcel aislada en El Chipote, y valora la realidad política de Nicaragua, con la que luce conectada pese al prolongado encierro.

Téllez considera que Ortega «ya perdió» frente a la resistencia de los presos políticos, incluida la del obispo Rolando Álvarez, que califica como un pastor, vinculado a la gente, y con un liderazgo fuerte, que incomoda a Ortega. «Ahí no hay enredos: es un preso político, y les va a explotar otra vez en la cara», sostiene.

“¿Qué pretende sacar (Ortega) de la condena del obispo Álvarez? ¿Cree que lo va a quebrar? ¡Que lo va a quebrar! ¿Qué lo va a doblegar? ¡No lo va a doblegar! ¿Qué va a hacer que se arrodille? ¡No se va a arrodillar! ¿Qué Álvarez le va a suplicar salir? ¡No lo va a hacer!”,

afirma la ahora excarcelada política Dora María Téllez.

La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo acordó con Estados Unidos la excarcelación y el destierro de 222 presos políticos, que el régimen mantenía en distintas cárceles de Nicaragua. Se trató de una «decisión unilateral» del orteguismo, según ambos países.

La legendaria guerrillera, que participó en el asalto al Palacio Nacional en 1978 y la toma de León en 1979, asegura que «Ortega tuvo miedo» a que los presos políticos fueran libres en Nicaragua, «como ha tenido miedo a las libertades ciudadanas, a los derechos ciudadanos, a la expresión de las personas y los grupos, porque en última instancia, lo que Ortega muestra es miedo», compara.

Además, asegura que «Ortega ha perdido el control sobre los pilares que lo mantienen en el poder» y fue derrotado por la resistencia de los presos políticos, porque no hubo ni uno solo que pidiera clemencia al dictador.

“Él (Ortega) jugó a hacer una lucha de resistencia: “¿Quién aguanta más: esos que están adentro, esas mujeres a las que tengo aisladas, o yo?”. Y él jugó a creer: “Yo voy a aguantar más”, pero aguantamos más nosotros. Los que están enloquecidos, son ellos. Enloquecidos de odio. Enloquecidos por la ambición de poder, destruyendo el país, forzando a un éxodo masivo de nicaragüenses y no logró doblegarnos”,

valora Téllez.

Téllez asegura que no termina de entender cuál es la razón del odio de Ortega y Murillo, pero que concluye que les temen. «¿Querían que enloqueciéramos? ¿Qué nos matáramos? ¿Qué nos fracturáramos emocional y sicológicamente? ¿Qué saliéramos de ahí completamente tataratas (locos)? ¡No lograron nada de eso!», celebra, a pesar de las torturas psicológicas tras varios meses de encierro, completamente aislada en el pabellón de hombres.

Este 12 de febrero, cuando se cumple el primer año de la muerte del general de brigada en retiro y preso político del orteguismo, Hugo Torres, Téllez también recuerda a quien fue su compañero de lucha durante la insurrección contra la dictadura somocista, y luego en el Movimiento Renovador Sandinista, ahora reorganizado en la Unión Democrática Renovadora (Unamos).

«Hugo Torres murió preso, y esa es la evidencia más terrible del odio desnaturalizado de Daniel Ortega, porque Hugo Torres había arriesgado su vida para sacarlo (a Ortega) de la cárcel. Lo hubiera dejado ir a morir a su casa, con sus hijos, con su familia, pero que se muriera preso, custodiado permanentemente, sin acceso libre de los hijos… eso es absolutamente inhumano», critica, tras relatar cómo fueron los últimos días de Hugo Torres en prisión y admitir que su muerte –que continúa en la impunidad– es «un duelo tremendo» que «tal vez solo lo resuelva hasta que esté frente a su tumba», por ahora imposible desde el destierro.

También cuestiona el servilismo del Poder Judicial que fabricó pruebas «absurdas» contra los presos políticos, por delitos inventados.

“Me acusaron de menoscabo del Estado de Nicaragua, pero a quienes tendrían que tener en el banquillo de los acusados es a Daniel Ortega y Rosario Murillo, porque han destruido las instituciones, desnaturalizado el sistema judicial, convertido a la Policía en instrumento de represión, usado el Consejo Supremo Electoral para robarse elecciones. Ellos son los culpables. ¡Acúsenlos!”,

reclama Téllez.

Sin embargo, advierte que «el nivel de erosión interna del orteguismo, es grande», al igual que la crisis de su sostén de poder, incluso entre la Policía –que ha sido su principal brazo represivo–, y en los mandos policiales y en el sistema judicial.

«Cae el jefe de inteligencia (Adolfo Marenco); Ortega nombra a Horacio Rocha, que es de fuera… eso lo que quiere decir es que no tiene confianza en los mandos policiales. Limpiamente. Sin más especulación. Si vos nombrás a alguien de afuera, y no nombrás desde adentro, quiere decir que tu desconfianza sobre los mandos policiales es total», argumenta.

Sobre su futuro a partir de su libertad y destierro, Téllez asegura: «Yo me veo donde siempre. De frente por Nicaragua, en la recuperación de nuestras libertades y nuestros derechos», aunque en este momento no sabe cómo resolverá sus nuevas circunstancias.

Lo que afirma sin duda es que «Daniel Ortega nos enseñó una cosa muy importante en esa cárcel, y es que teníamos cosas más importantes en común, que las diferencias. Entramos con más diferencias, y salimos con cosas esenciales en común, porque Ortega nos colocó ahí, porque nos vio como iguales».


El testimonio de resistencia de los presos políticos

Max Jerez: «Me enteré del fallecimiento de mi mamá un mes después»

Dos días después de ser excarcelado y desterrado de Nicaragua, el líder estudiantil y exreo político, Max Jerez, recuerda los horrores que vivió encerrado en El Chipote. Durante un año y siete meses vivió en “condiciones que atentaban contra la esencia de la humanidad” y lamenta que, en su momento, se le haya negado hasta “el derecho a saber” que su madre había fallecido.

Carcel de obispo Álvarez
Félix Maradiaga, Berta Valle, Jared Genser , Victoria Cárdenas y Juan Sebastián Chamorro.

A pesar de los 610 días de cárcel en situaciones infrahumanas, los ex precandidatos presidenciales Juan Sebastián Chamorro y Félix Maradiaga, aseguran que salen con más ganas de luchar para que haya democracia en Nicaragua. “Hay un sentido de comunidad de todos nosotros, un sentido del deber y un compromiso de por vida para que Nicaragua no vuelva a sufrir estos abusos», afirma Chamorro.

Maradiaga describe que se enteró sobre su expulsión de Nicaragua hasta que estaba en la autopista frente al aeropuerto internacional, cuando le entregaron un papel escrito a mano donde decía que saldría voluntariamente. Muchas horas después, ya en suelo estadounidense, supo sobre el despojo de su nacionalidad, que asegura: «no tiene ningún sentido, ni siquiera dentro del mismo régimen jurídico arbitrario».


El mensaje subliminal de Rosario Murillo

En la Historieta Semanal, de PxMolina, el mensaje subliminal de Rosario Murillo detrás de sus preguntas: ¿Qué culpa tienen las madres? ¿Qué culpa tienen los hijos?