*El siguiente artículo es un extracto de nuestro Boletín Premium | 4 febrero, 2023
La dictadura orteguista ofreció convertir a Nicaragua en una “plataforma” para que Irán expanda su influencia política y económica en Centroamérica. ¿Cuál es el objetivo de la alianza de Daniel Ortega con Irán?
Durante la visita del canciller iraní Hossein Amir-Abdollahian, el hijo y operador de la pareja dictatorial, Laureano Ortega Murillo, aseguró que Nicaragua permitirá a Irán jugar un “papel muy importante» en la diplomacia y geopolítica regional.
Las señales ya lo demuestran, porque la del canciller es la segunda visita de un funcionario iraní de alto perfil en poco más de un año. En enero de 2022, lo hizo el vicepresidente Mohse Rezai, acusado de un atentado terrorista en 1994, que dejó 85 muertos en Argentina. Para analizar qué hay detrás de esta alianza, conversamos con consultor estadounidense en temas de seguridad nacional, Douglas Farah.
Farah es coautor del estudio “Alianzas peligrosas: El Avance de Rusia en América Latina” (diciembre, 2022) en el cual afirma que el orteguismo recibió entrenamiento ruso para fortalecer sus capacidades represivas contra las protestas de 2018, y describe “un papel activo en la inteligencia cibernética nacional”.
Según Farah, el atractivo de Nicaragua es el oro, «que Irán siempre ha aprovechado, no solo en Nicaragua, sino en Venezuela, en Turquía, en todas partes del mundo, para mover sus divisas de una manera mucho más difícil de rastrear y mucho más difícil de sancionar», ante el escrutinio de internacional.
El informe también sostiene que Daniel Ortega ha creado una red de operadores internacionales para lavar o mover oro ilícito en el mercado para proteger su fortuna. El operador principal, afirma Farah, es Mohamed Lashtar, sobrino del dictador libio ya fallecido Muamar Gadafi, y viejo colaborador de Ortega. «Es la persona clave en esta operación ahorita», asegura.
«La visita del canciller de Irán demuestra que hay un interés, ahora mucho más fuerte, en crear estas alianzas», valora Farah, tras agregar que Irán y Rusia comparten «ciertos mensajes», para «reclutar gente» y llevar una agenda con «bastantes puntos en común» en la que están «dispuestos a apoyarse» uno al otro.
En el informe sobre las alianzas estratégicas, Farah y su colega Marianne Richardson, sostienen que Rusia adiestró a policías de Nicaragua en “vigilancia digital”, y que el asesor de seguridad nacional de la dictadura, Néstor Moncada Lau, formó una “estructura de inteligencia”. El encargado de hacerlo posible, detallan, fue el coronel Oleg Surov, director del centro de capacitación policial de Rusia, basado en Managua.
«Nuestras fuentes con conocimiento directo de los hechos dijeron que cuando las protestas contra los orteguistas estallaron en 2018, a Surov se le encomendó la tarea de brindar capacitación especial a un grupo selecto de policías de Nicaragua, en clases tituladas ‘Medios y Métodos Modernos para Combatir el Extremismo y Terrorismo'», detallan.
Sostienen que Surov opera fuera de la cadena de mando de la Embajada de Rusia, informando directamente a Moscú, en lugar de hacerlo con el embajador o el jefe militar acreditado en Nicaragua.
El coronel Surov y la conexión rusa con la represión
El coronel Oleg Surov, director del centro de capacitación policial de Rusia, sería el delegado de escoger también al “creciente número de oficiales nicaragüenses” que viajan a Rusia para capacitarse también. En 2022, los autores dijeron que unos 150 policías nicaragüenses fueron entrenados en Rusia.
La cercanía con Putin es tal que Ortega elogió el 20 de diciembre de 2022 a su nuevo subdirector de investigaciones a nivel nacional en la Policía, el comisionado general Zhukov Serrano Pérez, y mencionó como su principal mérito que se había graduado en la Federación Rusa. Proviene del área de inteligencia, donde ha trabajado en las sombras desde antes de la crisis de 2018.
En absoluto secretismo, el régimen dio paso al entrenamiento policial del que habla el estudio. Rusia proporcionó hace casi cinco años técnicas de “vigilancia digital y tecnológica” que, según el Informe, mejoraron la capacidad del régimen nicaragüense para “reprimir y controlar a la sociedad civil”.
Como parte del seguimiento a ese adiestramiento inicial, tres años después, veinte oficiales asistieron también a otro sobre “la lucha contra los crímenes informáticos”, impartido por el Ministerio del Interior de Rusia, enfocado específicamente en técnicas de vigilancia.
“Desde entonces, el principal ejecutor y asesor de seguridad nacional de Ortega, Néstor Moncada Lau, quien fue sancionado por el gobierno de los Estados Unidos por reprimir violentamente las protestas en 2018, estableció una nueva estructura permanente dentro de la Policía Nacional de Nicaragua para llevar a cabo tareas de inteligencia y vigilancia actividades con asesores rusos”, revela la investigación.
Ese centro de vigilancia estaría ubicado en el segundo piso del edificio del Instituto de Telecomunicaciones y Correos (Telcor), el ente regulador estatal para este sector, pero más allá del sitio destacaron la importancia estratégica que jugó en el contexto represivo.
“La capacitación y la tecnología rusas fueron fundamentales para permitir que el régimen de Ortega identificara, encarcelara o ejecutara a los líderes estudiantiles a través del rastreo de teléfonos celulares en WhatsApp y otras aplicaciones encriptadas en el movimiento de protesta en 2018”.
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