El periodismo de CONFIDENCIAL bajo el estado policial en Nicaragua

El pasado 1 de marzo de 2021, Día Nacional del Periodista, organizamos una charla virtual con nuestra audiencia, titulada «El periodismo de CONFIDENCIAL bajo el estado policial y ante un proceso electoral incierto». En la actividad participaron Carlos F. Chamorro, director; Arlen Cerda, editora general; y Enrique Gasteazoro, gerente general; moderados por la periodista Cindy Regidor. Te compartimos la transcripción de esta conversación:

Cindy Regidor: Gracias por acompañarnos. Mi nombre es Cindy Regidor, soy periodista de CONFIDENCIAL y les doy la más cordial bienvenida a esta charla virtual sobre cómo se hace periodismo bajo el estado policial en Nicaragua y ante un proceso electoral incierto. Gracias por tomarse el tiempo de conectarse a través de nuestras plataformas. 

Quiero darle la bienvenida a nuestros panelistas: a nuestro director Carlos Fernando Chamorro, a nuestra editora general, Arlen Cerda, y a nuestro gerente general, Enrique Gasteazoro. Hoy vamos a hablar sobre cómo ha evolucionado nuestro proyecto periodístico, y también sobre cómo se cubre un proceso electoral en medio de la incertidumbre y con un gobierno autoritario, sin acceso a fuentes oficiales y sin información pública, y con espacios cívicos en su mínima expresión. 

Hoy, 1 de marzo, es el Día Nacional del Periodista en Nicaragua. Saludamos a todos nuestros colegas. Vivimos una situación sumamente crítica. No lo digo solamente yo, lo dice también el Relator Especial para la Libertad de Expresión, Pedro Vaca, quien ilustra en una entrevista que publicamos hoy, la situación que hay en Nicaragua: una crisis de Derechos Humanos y de atropello a las libertades civiles. Por eso consideramos sumamente importante hablar con ustedes. 

Nosotros recibimos las preguntas de nuestra audiencia previamente. Muchas de las preguntas que haré hoy son formuladas por esa audiencia, a quienes agradecemos enteramente por la confianza y el respaldo que nos dan. 

Bienvenidos, nuevamente, Carlos Fernando, Arlen, Enrique. Gracias por tomarse el tiempo para contestar estas inquietudes. 

Los orígenes de CONFIDENCIAL

Cindy Regidor: Me gustaría empezar con Carlos Fernando, nuestro director, quien nos va a explicar un poco sobre este proyecto periodístico que este año cumple 25 años. ¿Cuál ha sido el rol del periodismo de CONFIDENCIAL a lo largo de este tiempo en Nicaragua y cómo se explica lo ocurrido recientemente, tanto en 2018, el asalto y la confiscación de facto de nuestra redacción, y la semana pasada, la consumación de esa usurpación? 

Carlos Fernando Chamorro: Gracias, Cindy. Y mucho gusto a toda la audiencia que nos acompaña. 

CONFIDENCIAL nació, en efecto, en junio de 1996, hace 25 años, como un pequeño emprendimiento. Convoqué a tres amigos, conmigo cuatro. Cada uno debía invertir dos mil dólares y creo que solo yo hice la inversión completa. CONFIDENCIAL nació para hacer periodismo investigativo, para fiscalizar al poder, hermanado desde el inicio con un proyecto audiovisual que fue el programa de televisión Esta Semana, que en el año 2000 se difundía en el tiempo triple A de la televisión nacional, en Canal 2. 

Estos dos medios nacieron juntos para hacer periodismo de calidad frente a un contexto de gobiernos y de sector privado, y otros grupos de influencia en el país, que competían por la agenda pública. Es decir, tuvimos reacciones adversas de algunos sectores gubernamentales. Estoy hablando del Gobierno de Arnoldo Alemán, en su momento, o del sector privado, que frente a las investigaciones periodísticas de CONFIDENCIAL simplemente reaccionó suspendiendo las pautas publicitarias, pero era parte de la interacción con los grupos de poder, una competencia por la agenda pública, y nosotros haciendo el esfuerzo de fiscalizar. 

Cuando llega el Gobierno de Ortega, en 2007, cambian las reglas porque este es un régimen que define a la prensa como el enemigo. No la define como un entorno de competencia sino que su propósito es aplastar a la prensa. Entre 2007 y 2018 fuimos intimidados, agredidos y espiados por la Dirección de la Información para la Defensa del Ejército, y sin embargo se podía hacer periodismo. No es que existiera tolerancia del régimen, pero había una suerte de permisividad.

En la medida en que el periodismo no pusiera en cuestión el poder de la dictadura, se permitía que publicáramos investigaciones sobre corrupción, incluso cuestionando el modelo político establecido en la alianza entre grandes empresarios y el Gobierno. 

Incluso, hubo una reacción tremendamente hostil por parte de representantes del sector privado cuando CONFIDENCIAL y Esta Semana presentaron este tipo de investigaciones. Alegaron que nosotros teníamos una campaña en contra del sector privado y de este modelo, pero se hacía periodismo. No había acceso a fuentes públicas y, sin embargo, se hacía periodismo de calidad. 

Todo esto cambia en abril de 2018. Cuando el régimen pierde el control de la mayoría política, pierde las calles y enfrenta este desafío que estalló el 18 y el 19 de abril. Reacciona con violencia, asesina, masacra, promueve matanzas y el periodismo es colocado en el centro de esas agresiones. Es decir, lo que cambia es el desafío al Gobierno.

En el momento en que el régimen siente que su poder está siendo cuestionado por la ciudadanía, decide aplastar y aniquilar a la prensa. Eso es lo que pasó en abril de 2018. Hubo una serie de acontecimientos que culminaron con el asalto a nuestra redacción en diciembre de 2018. Luego tuvimos dos años continuos de ocupación policial hasta que ahora deciden consumar esta confiscación ilegal

La única explicación es que el régimen siente que su poder está amenazado. El poder e influencia de la prensa es considerablemente mayor cuando los ciudadanos están empoderados y haciendo uso de la libertad de expresión. A pesar de eso, y de lo que ocurrió la semana pasada, nosotros nunca hemos dejado de hacer periodismo, ni el día que nos asaltaron ni el día en que se produjo esta confiscación ilegal. 

El asalto a la redacción de CONFIDENCIAL

Cindy Regidor: Arlen, cómo se ha hecho para continuar haciendo periodismo en medio de los graves riesgos que existen en este momento en Nicaragua, y los ataques dirigidos particularmente contra CONFIDENCIAL. Además, la cobertura no solo se mantiene sin interrupción sino que también ha crecido. ¿Cómo se ha logrado y por qué? 

Arlen Cerda: Se ha logrado con un esfuerzo tremendo, un compromiso de cada una de las personas que hacemos CONFIDENCIAL. El día que asaltaron la redacción nuestra primera pregunta fue: ¿cómo vamos a contarlo? Nadie se preguntó, ¿qué vamos a hacer ahora? Sí había incertidumbre, había miedo. Era algo para lo que no estábamos preparados. Fue un paso que no pensamos que la dictadura fuese a dar. Pero la pregunta que todos nos hicimos fue cómo íbamos a contarlo, y quién iba a hacer qué. 

Nos empezamos a organizar, no teníamos Internet. Había solo dos computadoras. Nos empezamos a organizar de inmediato y eso empezó como una excepción, como hacer el máximo esfuerzo en un momento que lo ameritaba. Y al día siguiente fue igual porque ya era la ocupación de la oficina. Ya era quedarte sin siquiera un espacio físico. Nosotros dijimos “ya nos quedamos sin casa”. 

Como ha dicho Carlos Fernando, al final la redacción está en cada uno de nosotros, en nuestras cabezas, en nuestros corazones, en nuestro espíritu. Ha sido siempre hacer el máximo esfuerzo, ha sido un compromiso permanente, individual y colectivo, de seguir contando las historias que le preocupan a la gente, de seguir escuchando a las audiencias, de seguir insistiendo en hacer nuestro trabajo a pesar de que todos te dicen «detente». El régimen está decidido a callarnos, el escenario es el más complicado. 

CONFIDENCIAL es un equipo bastante joven. Muchos de los periodistas son personas que quizás están viviendo su primera experiencia trabajando en una redacción. Y a pesar de esa poca experiencia nadie ha echado un pie atrás, nadie ha dicho «ya no puedo», o que es imposible hacerlo. Siempre ha habido un compromiso permanente. Y algo que me gustaría destacar es que, además de que hemos logrado mantenernos, de que no ha habido un solo programa, una sola edición de la revista que no se haya hecho, un solo día en que el sitio web no se haya actualizado, hemos crecido. Eso se refleja en más tráfico, más gente que se acerca a contarnos lo que les preocupa, los productos que hemos diversificado y la presencia que tenemos en redes sociales. Ahora tenemos un canal en Instagram, un canal en Spotify. 

Algunas personas nos preguntan cómo seguimos en pie, por qué lo hacemos todavía. Es eso, que a veces uno nace para hacer algo y creo que el equipo de CONFIDENCIAL sabe que está aquí, en este momento, para contar desde el medio las historias que la gente necesita saber. 

Una transformación en el modelo de negocios

Cindy Regidor: Enrique, los medios tienen el reto de adaptarse a la nueva realidad que nos trajo el Internet. Cambió los modelos económicos de sostenibilidad financiera de los medios y también estableció una relación más horizontal con la audiencia. ¿Cómo ha enfrentado CONFIDENCIAL ese reto, en particular en Nicaragua, donde le tenemos que sumar además esta crisis sociopolítica desde 2018? 

Enrique Gasteazoro: En realidad este es un reto ante el cual grandes medios internacionales, en mercados robustos, han tenido dificultades. Y en nuestro caso, en Nicaragua, antes de la crisis que desató el régimen Ortega-Murillo, ya había un entorno adverso a nivel económico y en la sofisticación del ecosistema de medios. 

En materia de sostenibilidad económica, el primer esfuerzo que hemos realizado es optimizar la oferta de valor para los anunciantes, lo que ha significado invertir en propiedades digitales como el sitio web, y también en nuestras competencias y en nuestro equipo comercial para entender y navegar el mundo de la publicidad programática, por ejemplo. 

Hemos conformado un equipo multidisciplinario que está aplicando los principios del Design Thinking para entender mejor las necesidades de los anunciantes y ofrecer nuevos productos y servicios innovadores que sean coherentes con nuestros principios. Yo describiría esto como un proceso constante de intentar algo nuevo, muchas veces de fallar, de volver a intentar y de fallar de nuevo, y ojalá cada vez fallando mejor. Y en el camino, estableciendo nuevos productos y servicios que han fortalecido nuestra sostenibilidad económica. 

También estamos realizando esfuerzos para aliarnos con medios independientes regionales y globales, con centros de investigación y pensamiento, para entender mejor el rol de grandes plataformas tecnológicas, como Facebook y Google, su impacto positivo en casos como Nicaragua, donde se han convertido en canales de distribución de contenido de calidad que son resilientes ante la censura, pero también los impactos negativos en materia de sostenibilidad económica del periodismo de calidad. Hemos empezado a tener espacios de interlocución con estos gigantes de la tecnología que nos parece un avance interesante y prometedor. 

En materia de relación con las audiencias, hemos acogido con gran entusiasmo el potencial de una dinámica más horizontal. Este es un proyecto periodístico cuyos actores principales son nuestra sala de redacción y nuestra audiencia. Estamos realizando más esfuerzos que nunca para escuchar a esas audiencias, para nutrir nuestro trabajo con su retroalimentación, sus ideas, preguntas, críticas, comentarios, por innovar con espacios y formas de participación. Por ejemplo, nuestro sitio confidencial.club o esta conversación cercana, cuyas preguntas fueron propuestas por las audiencias. 

Al final, el tema de la sostenibilidad económica va de la mano con esta forma de relación con las audiencias. Nosotros aspiramos a que CONFIDENCIAL se convierta en un medio sostenido por un modelo de membresía que más allá de contribución económica, logre que las audiencias asuman un rol de fiscalizar nuestro trabajo, de hacernos saber cuándo lo hacemos bien y cuándo debemos mejorar, y que sea una brújula que complemente la brújula de nuestro equipo periodístico. 

Los retos para las nuevas generaciones

Cindy Regidor: Carlos Fernando, a propósito de este Día Nacional del Periodista, recibimos esta pregunta: ¿Cómo puede una nueva generación de periodistas desarrollar su profesión en un contexto periodístico hostil que atenta contra la libertad de prensa, en un contexto de polarización extrema a nivel de audiencias y también dentro del gremio, dividido entre periodistas independientes y oficialistas? 

Carlos Fernando: Creo que las primeras generaciones de periodistas llegaron a este oficio con un compromiso muy sólido con la ética y con el periodismo profesional. Lo digo como contraste: yo, que soy el único veterano de la redacción de CONFIDENCIAL y que estoy en la tercera edad, llegué al periodismo hace más de 40 años por razones meramente políticas, frente a la crisis de la dictadura de Somoza, después del asesinato de mi padre. Mi afán por hacer periodismo estaba muy relacionado con un periodismo de combate frente a esa dictadura. Posteriormente me involucré en la revolución, participé después en un proceso de despartidización del periodismo de Barricada, un periódico que dirigí, y mi proceso ha sido muy largo hasta llegar a la prensa independiente. 

Las nuevas generaciones creo que no pasaron por ese proceso de despartidización y despolitización. Eso es una ventaja. La desventaja es hacer periodismo cuando te garrotean, cuando sos amenazado y no hay acceso a ninguna clase de fuentes. Eso impone estándares todavía más exigentes. Hay que buscar fuentes propias, fuentes independientes. Hay que contactarse con los servidores públicos que no son necesariamente fanáticos y reproductores del discurso oficial, y que tienen información sumamente valiosa. Sin ellos no habría sido posible nunca contar la gran historia del año pasado, que es la tragedia humanitaria del 2019 en Nicaragua. Fue posible por médicos que están en el sector público, por médicos independientes, por fuentes a quienes debemos proteger sus identidades. 

Y en relación al tema medios oficiales-medios independientes, hay una batalla por la credibilidad de la prensa independiente. No es fácil en un entorno de polarización, cuando los periodistas se ven arrinconados, enfrentados, amenazados. Sin embargo, creo que la prensa oficial básicamente lo que reproduce es propaganda y un concepto falso de la normalidad del país. 

El desafío de las nuevas generaciones es hacer lo que estamos haciendo con mayor calidad, y sobre todo “vacunarse” frente a la tentación de caer en el activismo político. Y no tiene nada malo el activismo político cuando quienes lo hacen claramente establecen sus objetivos, como cambiar el poder o la política, pero el periodismo tiene que tomar distancia y tiene que fiscalizar a todos los actores políticos y a los grandes actores económicos del país. Creo que esos son grandes desafíos que requieren de un periodismo más especializado para poder enfrentar esos retos. 

Periodismo en un contexto adverso

Cindy Regidor: Arlen, ¿cómo se ve en la práctica y, en el día a día, ese rol del periodismo ante una maquinaria que manipula los hechos y que engaña a la población desde el poder? Es una práctica que, además, ya venimos viendo por catorce años aproximadamente…

Arlen Cerda: Es un desafío enorme. Y no hay algo que te diga que no vas a fallar, que no podés equivocarte. Y eso se traduce, en el día a día, en ser más riguroso, en verificar no una vez sino dos veces. En consultar no solamente a una persona, porque a veces esa persona te va a decir algo influenciada por lo que quiere que se diga, por un interés particular, entonces tenés que buscar otras fuentes, no podés quedarte solo con una. Y ese es un trabajo grande.

A veces la gente cree que, como periodista, uno solo llama a alguien y le contestan el teléfono, o que uno tiene un montón de secretos para hacer las cosas, pero en realidad hay mucha dedicación. Afortunadamente, además de todo lo que uno puede hacer y del compromiso que uno pueda tener, aprovechamos nuevas herramientas. 

Por ejemplo, en la cobertura de la pandemia ha sido muy importante el análisis de los datos. También, tener nuevas herramientas para conectarse con la gente, escucharla, contactarla, porque definitivamente en Nicaragua hay demasiadas puertas que están cerradas. Hay una Ley de Acceso a la Información Pública que no funciona. 

En Nicaragua es muy difícil hacer periodismo para la verificación. En otros países vos tenés algún dato, llamás a algún ministro, revisás en alguna página web y podés contrastar la información. En Nicaragua eso no existe. Tenés páginas web que son propaganda, tenés ministros que no hablan porque aquí todo es a través de un solo canal, que es la vocera del régimen, y eso dificulta un montón el trabajo. Pero uno siempre tiene que encontrar nuevas maneras de hacer periodismo.  

Me acuerdo que, cuando llegué a CONFIDENCIAL, Carlos Fernando me preguntó cómo se iban a contar las historias, cómo se haría periodismo en estas condiciones. Le dije algo de lo que estoy convencida: la gente siempre quiere contar la verdad. Siempre hay alguien que te quiere decir qué está pasando. Y uno debe hacer un buen trabajo que permita a las personas confiar en vos para contarte esas historias. 

Protección a los periodistas

Cindy Regidor: Desde que empecé a ejercer el periodismo a mis 18 años, ya estaba Daniel Ortega en el poder y existía una política de cero información pública para los periodistas. Me impacta que hemos sostenido el periodismo por tanto tiempo sin tener esa información oficial, pero hay algo peor y es lo que mencionaba Carlos Fernando. Hoy día los periodistas se están enfrentando a la posibilidad de ser garroteados, intimidados, incluso, por oficiales de la policía, como lo que sucedió con nuestro equipo periodístico, cuando daba cobertura a una actividad política. Enrique, pregunta nuestra audiencia si tenemos una política para proteger a nuestros periodistas ante ese tipo de ataques y agresiones. 

Enrique Gasteazoro: Este es un tema difícil, porque el punto de partida es reconocer que en Nicaragua hay un estado de excepción brutal y permanente. Entonces, incluso las políticas y procedimientos más ambiciosos llegan hasta donde llega la arbitrariedad avasalladora de los Ortega-Murillo. En ese sentido, nuestra primera línea de protección es nuestro rigor, profesionalismo y también el respaldo moral y político de las audiencias nicaragüenses. Aparte de eso contamos con medidas para proteger a nuestro equipo, igual que medios en todo el mundo. Pensamos en la seguridad como algo integral. Es decir, algo que incluye lo físico, lo legal, lo digital, emocional y mental, e incluso lo simbólico. 

Con respecto a lo simbólico, me gustaría aprovechar esta oportunidad para hacer un llamado a la reflexión. Estudiando la situación de la libertad de expresión, libertad de prensa y acceso a la información en más de diez países latinoamericanos con realidades muy diferentes, que van desde Uruguay y Chile, hasta Venezuela y Nicaragua, he encontrado que una violación de estos derechos fundamentales, que está presente de alguna u otra manera en todas las sociedades, es el discurso estigmatizante contra el periodismo y los periodistas.

Muchas veces, ese discurso estigmatizante es una señal de alerta sobre otros tipos de violencia. Lo menciono porque en Nicaragua, antes de 2018, el poder político y el poder económico desplegaron este discurso estigmatizante contra del periodismo. Lo hicieron a sus anchas, y aunque sabemos que los Ortega-Murillo no van a desistir de ese discurso estigmatizante que busca descalificar la verdad, hoy en día contamos con el apoyo de la ciudadanía para que otros actores entiendan que esos discursos no son aceptables. Esos discursos nos ponen en peligro como medio de comunicación y a los periodistas que se arriesgan para llevar la verdad a la ciudadanía. Eventualmente, también ponen en peligro los derechos de la ciudadanía para informarse, la democracia y la sostenibilidad misma de cualquier sociedad. 

Un ataque contra la libertad de prensa

Cindy Regidor: Carlos Fernando, la Ley de Ciberdelitos , aprobada por el Gobierno a través de la Asamblea Nacional, es una de las últimas herramientas jurídicas en contra de la libertad de prensa y de expresión. Nos pregunta la audiencia de qué manera limita esta ley esa libertad de expresión, la prensa libre y el derecho al acceso a la información, hoy que el uso de medios digitales está tan difundido. 

Carlos Fernando: Lo primero que tenemos que entender es que esa ley es nueva y que en Nicaragua se ha aplicado la censura sin necesidad de una ley. Como decía el relator Pedro Vaca en su entrevista, en Nicaragua hay censura física. Censura física es prohibición de la transmisión de nuestros programas en la televisión abierta y en el sistema de cable, por las vías de hecho. Censura física es el robo, asalto y confiscación de la redacción. 

Ahora se aprueba una ley que inventa un nuevo delito, que sería el de la información falsa y se castiga con penas de cárcel de dos a cuatro años no solo para periodistas, sino ciudadanos y servidores públicos que divulguen información falsa, que provoque zozobra o inestabilidad, que cause daño moral a alguna persona. La ley no establece qué cosa es información falsa ni cómo se determina. Evidentemente, eso está en el ámbito de la discrecionalidad. Lo decidirá un juez cuando una persona o una institución alegue que está siendo afectado por un medio que divulgó información falsa, y el juez ejecutará las órdenes políticas que le bajen, porque en Nicaragua no hay un poder judicial autónomo. Los jueces actúan simplemente como ejecutores de órdenes políticas, de manera que pueden hacer con esa ley lo que les dé la gana, y van a intentar encubrir la criminalización del periodismo con esa ley. 

¿Qué podemos hacer nosotros? Lo único que podemos hacer es un periodismo más riguroso, que no deje cabos sueltos o cáscaras de banano en las cuales resbalarse, y que faciliten el pretexto para aplicar y ejecutar la ley. Eso significa un periodismo de mayor rigor, de mayor esfuerzo de comprobación, de mayor rigor en la atribución de lo que dicen las fuentes y asumir las consecuencias de lo que hacemos. Nunca vamos a autocensurarnos. 

Investigar la corrupción

Cindy Regidor: Arlen, ¿Cómo se hace periodismo bajo el estado policial que existe en Nicaragua? ¿Cómo lo estamos haciendo en CONFIDENCIAL? 

Arlen Cerda: A mí me gusta explicarlo con una metáfora: imagen que es una cueva totalmente oscura. Así es la corrupción en Nicaragua. Está en todas partes y en todos los niveles. El periodismo es una vela en un lugar en donde además pasan un montón de ráfagas, y eso para mí quiere decir que el periodismo está en la primera y última línea de defensa de una sociedad. Cuando un periodista calla no es el periodista el que pierde ni el medio de comunicación donde trabajaba ese periodista. Perdemos todos como ciudadanos, por eso es tan importante defenderlo y por eso es tan importante nuestro trabajo. 

Para investigar la corrupción en un país como Nicaragua, en las condiciones que tenemos, es sumamente importante seguir fiscalizando al poder, seguir haciendo tu trabajo. Fiscalizar al poder sin responder a ningún interés. Muchas veces cuando uno investiga algo dicen “están investigando esto porque hay algún interés de por medio”, o porque “quieren que alguien caiga”. Para mí es importante que demostremos, con nuestro trabajo, que no estamos respondiendo a ningún interés específico, ni público, corporativo, religioso ni de ningún grupo social. Simplemente es hacer el trabajo y verificar por parejo. A veces incluso digo que es un asunto de terquedad. Es tratar de hacer lo que todos no quieren que hagas.  

Yo no creo, a pesar de todas las teorías que a uno le enseñan en la universidad, que los medios siempre están diciéndole a la gente cómo pensar. A mí me gusta decir que los medios están contando una historia con sus elementos completos, para que la gente tome decisiones con esa información completa. Una sociedad que está bien informada, que tiene los elementos para tomar sus propias decisiones, puede actuar. Y va a actuar no porque se lo esté diciendo A, B o C, o porque se lo esté diciendo un medio. Va a actuar porque sabe que eso es lo correcto. 

Una nueva relación con las audiencias

Cindy Regidor: Enrique, hablemos también acerca del alcance. Nos pregunta una persona de nuestra audiencia cómo CONFIDENCIAL logra una cobertura más accesible para la población que no necesariamente forma parte del círculo de expertos o personas altamente informadas. ¿Cómo explicarle a ese gran segmento, a la gran mayoría de la población, las repercusiones de los temas políticos en torno a la crisis? 

Enrique Gasteazoro: Todo empieza por nuestra convicción de considerar a las audiencias, a la ciudadanía, no como sujetos hacia quienes hablamos, sino como agentes con quienes dialogamos y debatimos. La construcción constante de este proyecto periodístico que se llama CONFIDENCIAL y de lo que este proyecto periodístico puede aportar a la construcción de una sociedad diferente, mejor, con libertad y justicia profunda, es algo que emprendemos lado a lado con nuestras audiencias. Entonces el reto es principalmente técnico, logístico: ¿cómo rompemos el cerco de la censura y la represión? Entendemos que, estructuralmente, Nicaragua demanda que el periodismo de calidad vaya más allá de lo digital. 

Ante el secuestro de la televisión abierta y por cable, estamos ahora en la radio. Por eso seguiremos buscando más caminos para derrotar la censura y llegar a más nicaragüenses. Y por último, diría que la clave para que logremos estos objetivos es aprender a escuchar mejor. Quizás históricamente el periodismo no había pensado en otros tiempos, antes del Internet, antes de esta evolución de nuevos modelos de autoritarismo, en la importancia de escuchar a las audiencias, de poner a las audiencias en el centro de lo que hacemos y ese es uno de los propósitos que nos sirve a nosotros, a nivel de principios, pero que también tiene este impacto en permitir ese alcance que menciona la pregunta.