Doce días después de la toma del Palacio Nacional de Managua —el 22 de agosto de 1978, a manos de un comando guerrillero de 25 jóvenes— la crisis de Nicaragua entró por primera vez en la agenda de la Organización de Estados Americanos (OEA). Fue el inicio de una relación entre la entidad regional y el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). Más de cuatro décadas después, entre altas y bajas, ese vínculo se enrumba a un solo camino: el rompimiento. Más ediciones sobre el tema en el archivo digital de confidencial.com.ni
Año: 25
Número de edición: 1249
Fecha de publicación: 28/11/2021