Si el presidente Daniel Ortega realmente tuviera la voluntad de someterse a la voluntad de la Asamblea Nacional, como lo expresó en su comparecencia ante este poder del Estado la semana pasada, debería empezar por rendir cuentas claras sobre la cooperación venezolana así como el manejo de los fondos petroleros, que tanto demandan las bancadas de oposición al Frente Sandinista. Pero a lo largo de los diez meses de gobierno Ortega demuestra una constante violación al Estado de Derecho, según varios diputados que lo critican por no supeditarse a varias leyes aprobadas por el Legislativo, como la derogación de los Consejos del Poder Ciudadano (CPC), la prohibición del escudo “sicodélico” que hasta hoy se mantiene en el slogan y en las misivas de la Presidencia.
Año: 11
Número de edición: 559
Fecha de publicación: 04/11/2007